Textiles andinos

Hoy una profesora me dijo que era "especial". No quiero ser especial cuando serlo significa ser ñurda. Volví a kinder, a técnico manual, a artes (lo cambié por música en el colegio). Mientras todos estudian y hacen ensayos de tarea, yo trenzo, hago cuerdas y pañitos para el mejor electivo que puedes tomar: Textiles andinos!!. Así después de una hora de la cultura chavín, paraca y todo lo que le sigue al sector andino y sur andes, viene la segunda hora práctica. Y 17 alumnas y 3 alumnos van entrelazando lanas de algodón de colores, y comiendo mentitas ambrosoli o de esas pastillas amarillas de limón y menta que las dos profesoras dejan arriba de la mesa para mantenernos despiertos.

Soy la alumna cacho, confirmado. La que pide más ayuda, la que levanta más la mano porque no entendió para donde iba el hilo, la que va más atrazada, la que habla más fuerte mientras todas susurran y la que desarma más veces lo que lleva. Salgo todos los días a las 6 de la tarde, pero los miércoles es el único día que no miro el reloj para que se acabe la clase. Hoy me fui a las 6:20. Sola en la sala con una estufa gas, mi palillo, mi aguja de plástico y yo.

En el colegio nunca aprendí a pintar sin salirme de los bordes, mi mamá me hizo todas las pinturas de arte y nunca pusieron un trabajo mio en una exposición. Pero esta vez me están quedando las pulseras tan bonitas, que le quiero regalar una a todo el mundo. Hoy aprendí a hacer mallas, como la de los pescadores. Quizás capture algo también.