Spot Goes To School

Hace tiempo que no escribía en mi blog.

Ayer estaba en misa en la noche, media chata por puras tonteras la verdad y ví algo que ya se me había olvidado que existía. Casí al lado mio, una niña de 8 años jugando con lo que se podría decir, mi primer libro en ingles favorito, quizás el único (miento, el de Dawson's creek es el favorito)... "Spot goes to school". Un libro de esos gruesos de cartón, con muchos dibujos y con frases cortas. Spot, un perro muy simpático y medio cabezón, que aprendí hasta a dibujar. Ella lo había arrendando en su colegio, porque estaba forrado y tenía esos cartones que se le ponen a los libros atrás con el nombre del alumno y el día en que lo devuelve, al igual que yo lo había arrendado 15 años atrás en la biblioteca de mi colegio en Concepción. Estuvo 40 minutos jugando con el libro, dandole vueltas, oliéndolo, aplastándolo y nunca se aburrió. Estaba demasiado feliz y me la imaginé calcando a Spot tal cual lo hacía yo. Y me dí cuenta que si hace días no escríbía, era porque entre tanta cosa ya no me estaba deteniendo a mirar, a ver esas cosas tan chicas pero tan importantes que al fin de cuentas me dan tema para escribir. El título de mi blog es "Porque todavía no pierdo la capacidad de asombro" y este último mes quizás la perdí. Y no quiero. Spot me la devolvió con todo. Y es cierto que en misa uno se pone más sensible, pero entendí que si a los 7 años yo era tan feliz sólo con un libro de cartón, ahora sería injusto no volverlo a ser.... ¿Por qué no?