A 24 horas después de U2

Foto: La Tercera

Me rio sola. Hoy aún soy emoción. Después de estar pensando todo el día cómo poder explicar lo me pasó anoche, no puedo. Quizás se podría pensar que soy de los más fanáticos. Parece que no, porque llegué al estadio a las 5 de la tarde relajadamente. Y quedé en cancha, al medio en la mitad de la mitad más cerca del escenario. Y el resto está escritó. Lo básico salió en todos los diarios. Pero las 23 canciones, los saltos, mi ronquera, mi cansancio, la sensación de vacio, los ojos llorosos, la risa, los gritos y el recuerdo de 80.000 en silencio y a oscuras con los celulares prendidos mientras Bono susurraba no salió en ninguna parte. La sensación más parecida es la de después de un retiro espiritual. Fue como ir a misa. Fue una catarsis. Fue la mejor forma de terminar un verano. Quedar limpia.

Puede sonar súper cuatico, pero esta vez si que es cierto que para entenderlo "había que estar ahí".