Aunque me acabo de dar cuenta que este es el post número 100 de mi blog, lo que debería significar una presión enorme (sí Cony, te recordé) y debería escribir algo digno de un Pulitzer, no cederé ante tal presión de aniversario y a lo que vine.
Igual, es bueno comentar que como no escribo en un tiempo las cosas han cambiado: por fin recuperé el control de mi vida y mi equilibrio precario ya no es tan precario. Ya no se me sale el agua de la lavadora, no se me quedan las llaves adentro, no se me pierden las billeteras y no voy mal a clases. Aún sigo corriendo, por suerte sin dolor de rodillas, ni patitas y ya cumplí 5 meses en el trabajo y feliz. He vuelto a dominar un poco las emociones (un poqui sí, para que estamos con cosas), también las acciones (otro poqui no más) y la templanza tan pedida siempre en misa (cuando el curita dice: pidan por sus intenciones personales, ahí), casi me ha acompañado. Casi, nunca es suficiente.
Y como todavía son más las cosas que me gustan en la vida que las que no, tengo muy claras las cosas que odio y de esas quiero hablar.
Las últimas semanas hubo 3 cosas que odie de sobre manera:
1. La locura del Iphone: helloooo, es un teléfono, por lo demás cero exclusivo ya que todos lo tienen. Hasta mi papá de 51 años lo tiene hace mil tiempo y solito lo desbloqueó con las instrucciones que google le dio, nada de andar desbloqueándolo con hackers. Saaa.
2. Madonna: a esa si que la odio, como tanto show por verla, por sus entradas y el sistema para comprarlas: primero escriba acá, luego raspe allá, después sople acá y si hace todo eso quizás, sólo si tiene suerte, puede que tenga la posibilidad de pagar las entradas más caras del mundo (este es uno de los casos cuando dice del mundo sin exagerar porque es cierto) para verla del porte de una polly pocket (playmobil o pinipon para los más grandes).
3. Los chinos de las olimpiadas: A ver, no las olimpiadas, odio a los chinos mentirosos. Que los fuegos artificiales de mentira, que las personas galleteadas de barra, pero lo que más, pero más me cargó, fue a la POBRE gordita de angelical voz, que dejaron escondidita detrás del mundo, para poner al frente, a la china flaquita lais, y que ella hiciera como que cantara el himno, con sus chapes (sus moños) perfectos y sus dientecitos parejos... solooo porque la otra era gordita y no tenía un par de dientes. OBVIO si es una niñitaaaa. Si esos chinos desgraciados le pueden hacer eso a una niña de 6 años, eso es lo que representa toda la tontera del mundo. "Pensamos en lo mejor para la nación", si lo mejor es tener a una gordita frustrada a temprana edad. El colmo, y el colmo esos papás que prestaron a la cría. Mal muy mal. Chinos cochinos.
Bueno y hay otras cosas que me molestan, pero es en general; los comerciales de lavalozas o de tallarines (Yo nuncaaa pediii, lo que tu me disteee, lo odio), o de artículos de aseo, que se me quedan pegadas las canciones, como uno que dice "Pasaa que cuando pasaa no rallaaa" y después grita una mina Qué pasaaaa!!!. Bueno, esos, mr. músculo, glade, los aerosoles, detergentes, todos. Tampoco me gustan las personas rogadas, esas que las invitas a un lado y hacen mil preguntas sabiendo que no van a ir, por que no dicen NO, de una y listo. Y lo último, son las alergias, pensando en un zancudo que me pilló en Temuco hace un par de fines de semana y que me dejó como 12 ronchitas en una pierna. Y ahora se vienen los plátanos orientales... esos si que son del terror.
Insisto, son más cosas las que quiero que odio, pero las que me molestan, oh my god que me molestan.