Porque todavía no pierdo la capacidad de asombro

jueves, mayo 15, 2008

La pequeña GRAN estafa



Hoy me sentí estafada. Por lo menos por un rato, porque a mi y a la Conchi nos engañaron, sí señor. Maldita caja de leche...

Como tengo que leer todos los diarios de pe a pa todos los días, siempre estoy viendo críticas culturales, exposiciones y otras cosas en las páginas finales, que a las 9 de la mañana y bien motivada porque estoy comenzando el día digo: oh que choro, podría ir. Y voy, y me shiento shuper cultural y está bien, porque también hay que ir a museos y exposciones, así como hay que arrendar películas por bazuca e ir al mall. Filo. La cosa es que hace días tenía ganas de ir a una muestra en Matucana100 que se llamaba la nueva gráfica chilena, donde, según la página del mismo centro cultural:

"Tal como Warhol y su lata de sopa, Rodrigo Salinas se instala en Matucana 100 con una gran caja de leche Soprole (más de 2 metros de alto por 1,5 de ancho) para compendiar la historia de La Nueva Galería Gráfica Chilena. El arcoiris del No, los carabineros de la campaña “Un Amigo en su Camino”, la joven mapuche de Leche Sur, el indiecito de Plásticos Shif y una larga lista de imágenes “insignificantes”, pero evocadoras, conviven en esta caja de citas a la historia reciente del arte chileno"

Bueno, quizas yo leí mal o mi mente es limitada, pero nunca pensé que todo esooo y más que me ofrecieron, que según yo estaría reunido en una exposcion normal de diferentes objetos, todo estaría efectivamente ADENTRO DE ESA CAJA DE LECHE, nada más que eso! Oh my gosh como diría el perro de lipigas (mi amigo en facebook). O sea, está bien lo de la caja, pero como vas a promocionar por todos lados algo tan pequeño, cuando no costaba nada mostrar un par de artefactos, cuadros, fotos, recortes, no sé!! Siempre pensé que la caja era como el "gancho" para ir, no que lo era TODO. Que en ese pasillo al fondo que se ve en la foto iban a ver más cosas así... su jabón Popeye, su caja de Chocapic, su stick fix gigante o unos lapices de cera Hobby Rhein. Por último, sacar todo lo de la caja y desparramarlo por la galería. No estoy criticando a la caja y su concepto en sí... el tema es que así no me lo pintaron los periodistas culturales ni el mismo webmaster del centro cultural ...lo siento, yo esperaba más.

Llegamos a la sala gigante, y soló está la super caja, que la vimos con mucha detención y cuando empecé a cachar la situación, muevo a la Conchi para un lado (para no impactar al resto de la gente que se estaba percatando de lo mismo que yo) y le digo: Conchi, es sólo la caja, nada más... anduvimos 15 estaciones de metro a las 7 pm (súper helado el ambiente y harto espacio), entre medio se corto la luz y nos quedamos mil veces pegados, caminamos por matucana 3 cuadras ya oscuro, con puras shopperías on fire, nos siguieron perros y gatos... todooo por la maldita caja. Ah, y lo mismo de vuelta. En verdad la odie. Lo más divertido, fue leer el cuadernito de "comentarios" que había a la entrada de la exposición, ya que en el habían dibujos más choris y variados: una infinidad de reclamos, chucheadas y en todos los idiomas, esos clásicos dibujos ordinarios que hacen los puberes y muchos, pero muchos patos diciendo CUECK.

Menos mal Negro y Lili que no fueron, si no el tremendo cueck que me hubiese ganado yo por haberlos invitado.

viernes, mayo 09, 2008

There goes the fear

Me enamoré.
Pero me enamoré de una canción. Es tanto así que cuando la escucho, se me ponen los pelos de punta, se me olvida todo, me siento feliz, como con paz interior y todo. Igual como cuando te gusta alguien. La diferencia es que este amor me va a durar una semana o 10 días, porque le he dado como caja a la pobre canción. There goes the fear, de Doves. Si bien la música es muy importante en mi vida y siempre lo ha sido, voy pasando por épocas musicales, y elijo unas 20 canciones durante un tiempo, que de tanto pasarlas por el mp3, me cansan... hasta que pasa el tiempo, y buscando en mi computador, las vuelvo a descubrir, y las uno a una lista con algún par nuevo, y así. Por estos días estoy con la música de 4 bandas sonoras, Perdidos en Tokio, Catch & Release, PD I love you y Muy parecido al amor (A lot like love). Y amo mi canción.
Lo otro que amo hoy, o quiero en verdad, porque toy manoseando mucho la palabra amar, es mi trabajo. Hoy estaba bien shosha con él y afirmo, después de un mes de new job, que opté por lo mejor. Tanto así que hoy me desmaye en el trabajo (si, looser, que plancha) y fue de lo más "agradable". Antes de seguir, debo aclarar que soy bien caida al desmayo, o más que desmayo, a la fatiga, porque casi nunca pierdo la conciencia. Me caigo sí, pero tan lady que sé cuando va a pasar, aviso y me acomodo. ¿Por qué? A veces por tensión, a veces cuando me sacan sangre, por calor y otras veces, como hoy, por que sí. Revisando papeles con una de las jefas, pum que me siento mal, pum que me voy a caer. Verde. Bárbara estás verde. Patas pa arriba, aire, etc. Pero jefas muertas de risa, tan acostumbradas a las fatigas, me dieron coca cola, contaron un par de anécdotas y listo, volviste a tu escritorio.
Por lo tanto, creo que si uno es capaz de desmayarse o fatigarse sin ningún problema a medio día y en la mitad de la oficina, y resulta de lo más comodo, uno esta bien comodo también en su trabajo. Podría ser pregunta de test vocacional de una revista. ¿Las veces que se ha desmayado en su trabajo, se ha sentido bien o es más bien lo peor que le puede haber pasado?
Voy a escuchar mi canción 3 veces más y me arreglaré para salir.
¡Qué ricos los viernes!

 

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