You only live once
Canción de The Strokes que conocí el finde. Cuando la escucho me da la sensación de alegría u optimismo, de alguien que va caminando por la vida en buena onda, saludando. O como una tarde rica de sol. Como la de ayer en Limarí. El sábado fuimos con René y la Vero a ver al Negro a su nueva vida de latifundista del norte. Mucha uva, mucha nuez y un perro y una nana que lo adoran. Cuatro horas y media en auto hablando de la gente real y de mentira y llegamos a Ovalle, donde un cochino Negro, ex taquillero santiaguino, nos guió hasta su nueva vida.
Almuerzo espectacular, explicaciones agricolas varias y un paseo por el bosque que además de llevarle mucha espina, mucho obstáculo, mucho alambre de púa y eucalipto, le incluyó horas de senderos extraños hasta que escuchamos "Estamos perdidos". Y aquí me quiero detener porque no fue cualquier perdida. Primero nos sentamos las 3 visitas en el suelo. Yo me creía la más outdor de los 3, obvio. Hasta que Negro nos dejó solos un rato y dijo que si no volvía en 20 minutos lo llamaramos al cel. (como en las películas pero a menor escala porque aquí todos teníamos señal). Volvió y luego de mucho caminar y cuando ya se estaba poniendo oscuro... balazos. "A no po, esto si que no, me tiro al suelo?" Después caché que eran de orientación porque todo el campo estaba en conocimiento de los cuatro perdidos. Mucho caminar, luego mucho correr porque se estaba poniendo más oscuro. De Lost pasamos a Pelotón. Y cuando ya estaba oscuro y pillamos el camino gracias a los balazos, empezamos a correr aleteando porque según el dueño de casa así espantábamos a los murciélagos. Terminó el paseo con los cuatro pillos caminando por surcos entre los parrones de uvas aleteando a oscuras. La Vero corriendo de lo más campo, René concentradísimo y en silencio y yo pensando en que si mi mamá me viera se preocuparía tanto y mi papá me aplaudiría.
Negró nos abrazó y dijo que estaba orgulloso de nosotros aunque nos tenía cero fe. Y cuando lo único que quería era una ducha, rajamos al estadio de tierra de Limarí donde el patrón de fundo juega en una liga rural. Mucha chela, mucha sopaipilla y mucho perro peliador. Negro tiene sus fans y nosotros no nos cansamos de chaquetear al número 15.
Lo pasé tan bien este finde. Mi pololo todo el rato y mi amiga de mall tan embarrada. Lo único que lamento tanto es haber llevado mi camara con toda la batería pero sin tarjeta de memoria. No tengo ninguna foto así que voy a tener que volver. Estoy orgullosa de mi amigo y él lo sabe. Con sus lentes de sol setenteros, apoyado en la pared abrazando a su perro Colito y soñando cada día un poco más.
Almuerzo espectacular, explicaciones agricolas varias y un paseo por el bosque que además de llevarle mucha espina, mucho obstáculo, mucho alambre de púa y eucalipto, le incluyó horas de senderos extraños hasta que escuchamos "Estamos perdidos". Y aquí me quiero detener porque no fue cualquier perdida. Primero nos sentamos las 3 visitas en el suelo. Yo me creía la más outdor de los 3, obvio. Hasta que Negro nos dejó solos un rato y dijo que si no volvía en 20 minutos lo llamaramos al cel. (como en las películas pero a menor escala porque aquí todos teníamos señal). Volvió y luego de mucho caminar y cuando ya se estaba poniendo oscuro... balazos. "A no po, esto si que no, me tiro al suelo?" Después caché que eran de orientación porque todo el campo estaba en conocimiento de los cuatro perdidos. Mucho caminar, luego mucho correr porque se estaba poniendo más oscuro. De Lost pasamos a Pelotón. Y cuando ya estaba oscuro y pillamos el camino gracias a los balazos, empezamos a correr aleteando porque según el dueño de casa así espantábamos a los murciélagos. Terminó el paseo con los cuatro pillos caminando por surcos entre los parrones de uvas aleteando a oscuras. La Vero corriendo de lo más campo, René concentradísimo y en silencio y yo pensando en que si mi mamá me viera se preocuparía tanto y mi papá me aplaudiría.
Negró nos abrazó y dijo que estaba orgulloso de nosotros aunque nos tenía cero fe. Y cuando lo único que quería era una ducha, rajamos al estadio de tierra de Limarí donde el patrón de fundo juega en una liga rural. Mucha chela, mucha sopaipilla y mucho perro peliador. Negro tiene sus fans y nosotros no nos cansamos de chaquetear al número 15.
Lo pasé tan bien este finde. Mi pololo todo el rato y mi amiga de mall tan embarrada. Lo único que lamento tanto es haber llevado mi camara con toda la batería pero sin tarjeta de memoria. No tengo ninguna foto así que voy a tener que volver. Estoy orgullosa de mi amigo y él lo sabe. Con sus lentes de sol setenteros, apoyado en la pared abrazando a su perro Colito y soñando cada día un poco más.